Domingo 8 de Diciembre 2019 – 2º de Adviento (A) – Mateo 3,1-12

CAMBIA  PARA CAMBIAR

El primer domingo de Adviento la invitación era a que aprendiéramos a mirar. Hoy, segundo domingo de Adviento, y día de la Inmaculada, el tema de este domingo es que transformemos lo que hemos visto de negativo y superficial, sembrando semillas que preparen el futuro, abriendo, así, caminos que hagan más fácil el vivir.

Juan Bautista nos dice que el cambio debe comenzar por nosotros mismos. Todos necesitamos convertirnos al amor, a la justicia, a la solidaridad para “dar frutos”. No es suficiente con corregir lo que hacemos mal, sino que tenemos que proclamar el bien y la justicia, debemos dar frutos de conversión.

Hoy la Iglesia nos pone como modelo a María, proclamada Inmaculada (sin mancha). Ella, liberada del pecado, que hace que la humanidad esté herida y dañada en su raíz, se convierte en promesa y esperanza, porque también nosotros vamos a ser sanados.

Nuestra vida tendrá sentido si tenemos para ella una tarea, una misión, una labor que realizar. ¡Cómo María, la Inmaculada, digamos sí al plan de Dios.

Señor Jesús, ayúdanos a preparar tu camino, tu venida…Que nuestro corazón se abra a ti y te acoja. Ayúdanos a escuchar la voz de los que invitan a convertirnos; la voz de los que anuncias tu llegada; de los que te esperan con amor y generosidad.

Que cada uno de nosotros, Señor, te abra su vida para que brotes, para que florezcas, para que nazcas, y mantengas en nuestro corazón encendida la esperanza.

¡Ven pronto, Señor!, ¡Ven,Salvador!

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